miércoles, 4 de abril de 2007

Cuerpo yaciente



En tu cuerpo yaciente, mutilado
hasta la muerte, vive la hermosura
de tu perdón, el eco de la altura
y la invisible voz de tu costado.
Convócame, Jesús, que ha perdurado
tu aliento más allá de la tortura,
más allá de la pétrea sepultura
que ha construido el hombre y su pecado.
Levántate, deshazte de tu crimen,
quiebra la urna de cristal que encierra
la verdad de la luz, tu alma herida.
Regresa de tu lecho, y haz que rimen
muerte y resurrección, vuelve a la tierra
desde el sepulcro, tú, que eres la vida.

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