
Te has caído, Jesús, hasta tres veces
sobre tu propia vida derramada.
Pero te has levantado y resplandeces
más allá del dolor de tu mirada.
Te han limpiado la cara, y amaneces,
paño de luz y sangre conjugada
en la sexta estación, lienzo que ofreces
a nuestra fe recién inaugurada.
Te has caído, Jesús, y al levantarte
como un amanecer en las colinas
el tacto de Verónica te alcanza.
El cáliz de tu rostro, el estandarte
del amor levantado en las espinas;
Tus ojos, nazareno, de esperanza.
sobre tu propia vida derramada.
Pero te has levantado y resplandeces
más allá del dolor de tu mirada.
Te han limpiado la cara, y amaneces,
paño de luz y sangre conjugada
en la sexta estación, lienzo que ofreces
a nuestra fe recién inaugurada.
Te has caído, Jesús, y al levantarte
como un amanecer en las colinas
el tacto de Verónica te alcanza.
El cáliz de tu rostro, el estandarte
del amor levantado en las espinas;
Tus ojos, nazareno, de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario