miércoles, 25 de abril de 2007

Permíteme



Permíteme, María, ser tu paso,
caminar tu sagrado recorrido
y recoger la luz como un ocaso
silenciando la sombra y el sonido.
Permíteme, María, ser el vaso
donde viertas tu pena, y da sentido
al lento transitar que avanza al raso
compartiendo el dolor, tu verde herido.
Abrázame, mujer, soy tu sudor
y soy tu escalofrío, el movimiento
silente de tu palio y de tu manto.
Abrázame, mujer, con el amor
de tu Esperanza, madre, cuando siento
en mis hombros el peso de tu llanto.

2 comentarios:

Albert dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albert dijo...

Realmente la SS de Almuñécar se merece versos como estos.